domingo, 2 de septiembre de 2007

Conciencia fonológica, ZDP y aprender a escuchar: tres habilidades base para el aprendizaje lector.





En primer lugar haré mención a la distinción que hace el Dr. Bravo respecto a las capacidades que pueden alcanzar los niños. Según dicho autor, el denominado desarrollo real tiene que ver con el nivel de desarrollo que alcanzan los niños por si solos, sin nadie que le guíe o apoye este es el llamado. Por otra parte existe un tipo de desarrollo cognitivo que el niño alcanza si es acompañado por un adulto guía. Este es el llamado desarrollo potencial. Pues bien, para Bravo Valdivieso la distancia que existe entre ambos desarrollos es la conocida zona de desarrollo próximo (ZDP).
Se establece que un indicador respecto al nivel de éxito o fracaso respecto al aprendizaje de la lectura es desarrollo de la conciencia fonológica alcanzado en etapas previas por el niño, además la ZDP permitiría establecer estrategias de intervención pedagógica al evidenciar en qué nivel de desarrollo se encuentra el alumno.
El nivel de ZDP alcanzado como requisito previo al aprendizaje de la lectura encierra dos conceptos: nivel de conciencia fonológica oral y la interacción de los componentes de las palabras con el lenguaje escrito, lo que debe ser llevado a cabo por un educador.
La conciencia fonológica es una habilidad metalingüística que implica estar conciente de las unidades fonológicas presente en el lenguaje hablado. Por su parte, la conciencia segmental trabaja con el reconocimiento de de las unidades significativas del lenguaje, permitiendo a la vez el traspaso de información gráfica a una información verbal.
En el texto se plantea la existencia de estudios que establecen que el indicador más poderoso sobre la adquisición de la habilidad de la lectura es el desarrollo de la conciencia fonológica, este supera aún a indicadores como CI y nivel socieconómico y su vocabulario.
A grandes rasgos se puede mencionar que se establecen dos tipos de conciencia fonológica: una holística (semejanzas entre fonemas) y de análisis (detección ya aislamiento de segmentos.
Luego de la lectura se logra establecer la importancia que posee para la educadora el tener conocimiento sobre el nivel ZDP como base de intervenciones pedagógicas efectivas.
Por su parte, Silvia Defior hace un gran aporte a este tema en el texto: “Una clasificación de las tareas utilizadas en la evaluación de las habilidades fonológicas y algunas ideas para su mejora”, al analizar el cómo se ha trabajado hasta hoy la conciencia fonológica. La autora, parte definiendo la conciencia fonológica como una parte de la conciencia metalingüística, específicamente la que tiene que ver con la capacidad de ser concientes de las unidades en las que puede dividirse el habla. Luego, se preocupa de dar a conocer las diversas tareas existentes para desarrollar esta habilidad en los niños, las cuales son 15 y van desde actividades de reconocimiento de los fonemas o las sílabas, agrupando por sonaridad, pasando por la descomposición de las unidades de la palabra, hasta tareas mas complejas como la de invertir palabras, o suprimir ciertas unidades en la palabra, etc. El ir progresivamente en este trabajo de adquisición de consciencia fonológica es uno de los consejos que nos da la autora, pues debe ser un trabajo gradual de acuerdo al nivel de complejidad que presenten las actividades para los niños, aunque también nos menciona que es un aspecto que aún está por esclarecerse el orden de aparición de los diferentes tipos de habilidades fonológicas, teniendo en cuenta los parámetros excluyentes. Finalmente Defior nos da una serie de sugerencias para desarrollar las habilidades fonológicas, entre las cuales destacan el manejar un lenguaje simple, que no sea técnico, la utilización de todo tipo de elementos lúdicos, la utilización de material concreto, etc.
Ahora bien, Cecilia Beuchat en su texto “Escuchar: el punto de partida”, nos menciona la importancia y la responsabilidad que como educadores poseemos en torno a la enseñanza de escuchar, pues está comprobado que mientras más desarrollada se tenga esta habilidad en los primeros años de vida, se obtendrán mejores resultados durante el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Cecilia también nos señala que oír no es sinónimo de escuchar, pues este último es el proceso mediante el cual el lenguaje hablado es convertido en significado en la mente.
Los niños aprenden a escuchar a partir de las conversaciones en las que han participado, es decir, se apropian de esta habilidad en contextos significativos.
La autora plantea 4 formas de escuchar:








  • Escuchar atencional: se refiere al enfocar la atención en el elemento del cual proviene el mensaje para captar la información que nos da. A juicio de la autora, es el tipo que más se da en la sala de clases y se sugiere no abusar de él. se propone estimularlo de manera creativa para que los niños desarrollen a través de éste la imaginación.



  • Escuchar analítico: se refiere a escuchar algo y analizarlo para poder resolverlo. Cuando se escucha un sonido se ordena una secuencia y se hace una inferencia. Se establecen grandes similitudes entre este tipo de escuchar y la comprensión lectora, ya que el autor escucha con el fon de ordenar secuencias, comparar, inferir, etc.



  • Escuchar apreciativo: se hace por el placer de escuchar, puede ser una canción o un cuento entre otros. Se destaca la capacidad creadora que puede fomentar el recibir sensaciones e impresiones del material escuchado.



  • Escuchar marginal: el que permite captar otros focos además de el centro de en un minuto determinado.
    Finalmente se establece una relación directa entre el desarrollo del escuchar con el aprender a leer, pues el desarrollo del escuchar comprensivamente potenciará las habilidades lectoras.

Creo que nustro rol como educadores es darle la importancia que se merece el desarrollo del escuchar y del lenguaje oral, pues por mis experiencias tanto en la páctica pedagógica, como en mi posición de estudiante es muy poco lo que se tratan estas habilidades en el aula. De hecho, el año pasado en un trabajo de planificación final en el ramo de "Lengua Infantil", mi grupo fue el único, entre muchos de 2 secciones en escoger un tema relacionado con esto ( debate, panel de expertos), todo el resto estaba entrado en la escritura y la lectura. La profesora nos lo comentó a todo el curso por lo mismo, pues nosotros somos los primeros que debemos tomar la iniciativa tratando de evitar bajar el perfil a estas practicas tan importantes y trascendentales en la vida del ser humano. Esto me resulta padógico pues el lenguaje oral (escucha y habla) es el más utilizado en la vida diaria, entonces ¿por qué lo tenemos tan mal considerado?.


Bibliografía consultada:


DEFIOR, Sylvia. Una clasificación de las tareas utilizadas en la evaluación de las habilidades fonológicas y algunas ideas para su mejora.


BRAVO, Luis. La conciencia fonológica como una zona de desarrollo próximo para el aprendizaje inicial de la lectura.


REVISTA AULA CREATIVA. Escuchar: una habilidad que es necesario enseñar.


BEUCHAT, Cecilia. Escuchar: el punto de partida.






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