martes, 2 de octubre de 2007

¿somos buenos lectores simplemente con decodificar y comprender?















Producto de la vida actual, todos somos asiduos lectores, puesto que para desenvolvernos hoy en día en nuestra sociedad, necesitamos de esta herramienta para realizar gran parte de las labores que se nos encomiendan, ya sea para transportarnos, para informarnos de algún precio o liquidación de productos, para orientarnos en las calles, etc. Ante esto, me surge la duda de si alguna vez nos hemos preguntado qué significa realmente leer y si nuestras respuestas han contemplado un significado menos superfluo y más profundo que lo que tendemos pensar: “simple decodificación de signos y comprensión de éstos”. Pues bien, para fomentar un poco más la toma de conciencia de lo que efectivamente es leer, y apostando a la reflexión posterior al respecto, me permito citar de manera textual una definición de Paz Baeza y Cristina Solis respondiendo a la interrogante ¿qué es leer?: “Leer es un proceso cognitivo y un acto interpretativo en el que influyen el texto ye el lector y consiste en saber guiar una serie de razonamientos, para controlar el progreso de esa interpretación de tal forma que se puedan detectar las dificultades o incomprensiones ocurridas durante la lectura”.
Pues bien, luego de aclarado este punto, es preciso señalar que al enfrentarnos aun texto ponemos en juego dos tipos de estructuras: las cognitivas (conocimientos propios de la lengua) y a los conocimientos sobre el mundo (representado en esquemas mentales), y además la disposición del lector hacia la lectura. También se ponen de manifiesto distintos tipos de procesos: utilización pertinente de conectores, comprensión global del texto, etc.
Como educadores, debemos tener claro la complejidad del proceso lector y al aventurarnos en la enseñanza de ésta, debemos considerar:

El lector: Sus conocimientos y experiencias previas.
El texto: Tema que aborda, intencionalidad del autor, etc.
El contexto: Determina la forma en que se llevará a cabo el aprendizaje lector.

Ahora bien, muchas pueden ser las intenciones al momento de leer, entre ellas:
· Para obtener una información precisa: números telefónicos, direcciones, sitios web, etc.
· Para seguir instrucciones: Juegos, recetas, trabajos, etc.
· Para obtener información de carácter general: Saber de qué se trata un texto para decidir si nos sirve o si realmente deseamos seguirlo leyendo.
· Para aprender: Ampliar conocimientos en cualquier área.
· Revisar un escrito propio: Chequear que nuestro discurso, es concordante con lo que deseamos expresar en él.
· Por placer: Textos que gatillen estados emocionales en el lector.
· Para comunicar un texto a un auditorio: Discursos, conferencias, poesías, etc.

Los docentes debemos procurar fomentar en los estudiantes las habilidades de la comprensión lectora, que son muy variadas y van desde discriminar entre textos literarios y no literarios hasta la valoración de la información sustraída, con el fin de que este lector competente, a la hora de enfrentarse a un texto, se valga de estas habilidades, para formularse una serie de estrategias activas de lectura: (conocimiento previo, resúmenes, inferencias, etc.).
Dependiendo del momento de la lectura, debemos plantear diferentes estrategias, cuyas funciones apunten a: activación de conocimientos previos (antes de la lectura), procesar correctamente la información (durante la lectura), recapitular el contenido y ampliar los conocimientos del lector con el texto (después de la lectura).


Hasta hace algunos años, era impensable concebir que la lectura comenzaba desde la educación parvularia, pero esta concepción cambió determinantemente gracias a las Bases Curriculares de la Educación Parvularia, en las cuales se expresa que el lenguaje, como tal, contempla también los primeros balbuceos de los pequeños. Lamentablemente en las aulas chilenas aún no se aprecia este cambio de actitud frente a la lectura y la escritura desde la sala cuna.
Además, hoy en día se forja la idea de que la lectura y la escritura son mucho más que simples habilidades cognitivas, es más, ambas prácticas son consideradas como actividades culturales y sociales, debido a su magna importancia en los procesos que a estas les atañan. Esto último implica que la relación que establecen los niños con la lecto-escritura se gestan desde las prácticas familiares y los mecanismos para iniciarse en este proceso debe situarse y contextualizarse en situaciones reales, que sean significativas para los pequeños.
Se habla de capital cultural cuando nos referimos a lo que el seno familiar le otorga como acercamiento y conocimiento lector; cada padre aporta según sus propios conocimientos, nivel de escolaridad, percepciones, etc. un granito de arena y una herramienta que sin duda determinará en gran medida los logros de sus hijos en esta materia. Ahora bien, ante esto me planteo que nuestro rol como educadores es también de una importancia y una responsabilidad ineludible, puesto que la escuela está también enmarcada en un núcleo inminentemente social y los niños pasan largas horas dentro de ésta y en compañía de sus maestros y compañeros, razón por la cual el poseer en dicha Institución un buen guía de este proceso es fundamental e igualmente marcador que lo entregado en el interior del hogar.
El niño puede acceder a la lecto-escritura desde muy temprana edad, aunque no haya afinado aún su motricidad ni esté firmemente apto para desenvolverse en los procesos decodificadores, además los procesos de orden superior, tales como la construcción del significado influyen sobre los procesos de orden inferior, como la decodificación, y no al revés, como se tiende a pensar.
Otro punto interesante a destacar sobre el tema tiene que ver con que el escribir no es sólo caligrafiar, sino expresar ideas para poder comunicarlas a otros.
Por otra parte, hablamos de dinámica cultural cuando hacemos referencia a las ricas actividades que desde la sala cuna se les pueden entregar a los niños, las que deben expresarse en actividades que despierten el interés de manera no superficial, sino de forma significativa. Estas pueden ser salidas a museos, entrevistas, libros, historias, etc. Es preciso acotar que la dinámica cultural es una instancia que se pudiese considerar más manipulable que el capital cultural, y esto deben considerarlo los docentes, puesto que para los niños de sectores más desprotegidos, en donde su entorno social no entregue muchas herramientas para su desarrollo y acercamiento a la lectura, esta puede ser una vía bastante idónea para lograr reveladores avances en este ámbito.
Desde los primeros meses de vida se debe acercar los libros y la lectura a los niños, pues esta perece ser la ruta más apropiada para que ellos se familiaricen con la lectura y la escritura de manera menos traumática y más natural. Importante es leerles desde pequeñitos, así como enfatizar sobre la diferencia que posee el libro con el resto de sus “juguetes”, pues el primero, además de ser una fuente de placer constituye una inagotable vertiente de conocimiento y enriquecimiento en la mayor parte de las áreas de desarrollo del ser humano. Precisamente por este último punto es que debemos ayudar a los niños a idear estrategias para que ellos puedan procesar de mejor manera la información otorgada por los textos y construir sus significados. En este sentido la denominada “Lectura Estratégica Interactiva”(Medina 2003-2005), es una estrategia basada fundamentalmente en la interacción y cuyo fin es enseñar a procesar la información de los textos a niños pequeñitos partiendo en este trabajo alrededor de los 4 años.
La magnitud del cambio de enfoque en el ámbito lecto-escritor requiere un enorme compromiso, que nosotros, como educadores en formación debemos asumir, puesto que por todos es conocida la reticencia de la mayoría de los maestros en ejercicio por realizar profundos cambios, como el antes mencionado. Por ello, creo que este cambio de orientación debiera partir desde nuestra formación en el campo docente y comenzar desde un principio a poner en práctica estos innovadores ejercicios que autores de reconocido prestigio nos sugieren como el mejor camino en la formación de este tipo de lector que deseamos formar y que antes se mencionó en otra de mis publicaciones.

Bibliografía ocupada:

Solis María Cristina; Baeza Paz. Leer para comprender.

Medina Alejandra. Leer y escribir desde la sala cuna.


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